La Pedra Llarga
En la entrada del pueblo encontramos la conocida y misteriosa Pedra Llarga. Este elemento esconde no solo una sino dos leyendas relacionadas con tratos con el diablo. Así pues, debemos tener cuidado y no tocarla demasiado.
Según el texto publicado en la revista Estiueig del 13 de septiembre de 1913 (nº72), la leyenda de la Pedra LLarga dice así:
Hace bastantes años, que en Girona había una criada que por la mañana tenía que ir a diario a Sarrià. Como el Ter no tenía puentes tenía que pasar con muchas dificultades. Ella que no era ministro, ni diputado, ni pagaba la construcción de un puente se prometió al diablo si le fabricaba en un día. Y tal dicho, tal hecho: firmaron una escritura; Satanás haría un puente en una jornada, la criada en cambio le daría el alma. El diablo se puso a trabajar duro, piedras y más piedras, el puente se iba levantando, a las cuatro de la tarde estaba medio hecho, a las ocho las paredes listas, a las once casi cubierto ya estaba, el diablo triunfaba, conquistaba un alma.
Pero faltaba la última piedra y el demonio la llevaba envalentonado por estos campos de Sant Hilari, cuando tocaron las doce, hora que terminaba el plazo.
Y como si un rayo bajando del cielo
Hubiese caído de sus hombros
Deja caer por los espacios
Su pesada carga
El demonio perdió, por una friolera de tiempo. Cuidad cómo estaría.
Haciendo unos brazos como un lobo dice la poesía de la gentil escritora.
Cuando está relleno de rabia
Le salen los ojos de la cabeza
De su boca salen llamas;
Cae como aplastado al sol
Al mismo tiempo que la tierra se descuida
Y en la sima llameante…
Le esperan las rojas llamas
En el puente de Sarrià, si se fija bien falta una piedra, es la piedra larga, así lo dice nuestra gente.
También existe otra versión popular conocida que tal y como se recoge en el libro titulado «La Comarca de la Selva» Ed. Selecta de 1972, dice así:
«Una vez, un anciano que tenía la necesidad de cruzar la riera de Sant Hilari, que bajaba muy llena, ofreció su alma al diablo si él le ayudaba en ese caso. El diablo aceptó el trato y se comprometió a hacerle un puente antes de las doce de la noche, que es la hora en la que se cumplen los pactos infernales.
Pero la hija de aquel hombre se enteró de lo que había hecho su padre y se propuso impedirlo.
Todo el mundo sabe que los gallos suelen cantar a medianoche. Pues bien, en su casa había tres: uno blanco que cantaba a las diez; otro rubio que lo hacía a las doce, y un tercero, negro, que señalaba la media noche. La chica, pues, fue al gallinero y con el delantal se puso a hacer viento al gallo negro para que se despertara y cantara antes de las doce. Y lo consiguió.
Las legiones infernales que transportaban por los aires las piedras para construir el puente dejaron caer la última que llevaban, que fue a clavarse en el lugar donde está actualmente y, enfurecidos como escorpiones, volvieron al infierno.
Así pues, delante del misterio de esta piedra no solo hay una historia, sino que ha sido una fuente de inspiración durante distintas épocas.»