Sant Miquel de les Formigues

La cima más alta de las Guilleries también tiene una leyenda bien relacionada con su nombre coloquial: Sant Miquel de les Formigues.

Sant Miquel de Solterra o de les Formigues es la cima más alta de las Guilleries. Antiguamente había un pequeño castillo de guardia que fue demolido por los terremotos del siglo xv. En el siglo pasado había una iglesia de la que aún queda un trozo de pared.

Dice la leyenda que unos pescadores se encontraron con un gran temporal de lluvia, viento y niebla. Al querer volver, estaban tan desesperados que prometieron que en la primera cima que distinguieran en tierra firme construirían una capilla en acción de gracias. La primera cima fue Sant Miquel, donde hicieron una capilla.

También se dice que antiguamente las hormigas se hicieron amas de la montaña, que tenían sus nidos subterráneos y se acumulaban sin saber por qué. Los pequeños animales corrían por todos lados, tanto por dentro como por fuera de la ermita, y de aquí a menudo subían al altar que preside la capilla, donde había una imagen del ángel santo, que en actitud pacífica tenía en reposo su serpentina espada, con la punta baja y fijada en el suelo.

Resulta, pero, que una hormiga osó subir por la pierna del santo y hacerle un pellizco, y de esta, como si fuera humana, salió una gota de sangre. El santo, muy molesto y enfadado, blandiendo la espada en el aire, habló para condenar a todas las hormigas del territorio por aquella irreverencia y dijo que morirían todas las hormigas del territorio y todas las que posteriormente accedieran allí por los siglos de los siglos. De aquí que la gente ha comentado que había montones de hormigas muertas al pie de la actual cruz que guarda la cima. De ahí viene que la ermita tomara el nombre popular de Sant Miquel de les Formigues, que no se ha perdido jamás.