Centro Artesano de la Tornería

Haz un salto en el tiempo y viaja al siglo XV visitando el Centre Artesà de la Torneria, una exposición para conocer la evolución que este oficio artesano ha sufrido a lo largo de la historia. A través de demostraciones podrás ver como trabajan.

LA TORNERÍA

Es normal que en las Guilleries, en un entorno como el nuestro, donde el bosque es el elemento dominante, la gente tenga ingenio y traza para trabajar la madera. El de tornero es un oficio documentado en el pueblo desde el siglo xiv y se ha mantenido hasta nuestros días, cuando el trabajo del artista no es imprescindible.

El torno y la gubia, la madera y el metal, el hombre y la herramienta en plena simbiosis transforman la materia prima, la madera, en una pieza artística. Eran los artesanos del boj, del cerezo, del espino, del haya, del aliso y de otras especies, de acuerdo con lo que se pretendía, que lo convertían en una hermosa pieza decorativa.

Algunas familias como Ridaura (Pau Torner), Clos (Quico Vigatà), Brugarola, los Ripoll, Fauria, Serrano y otros, están vinculadas a este oficio y lo han hecho hasta hace poco. Sin embargo, con sus empresas han mantenido nuestro pueblo en un buen nivel industrial. Uniendo el espíritu creativo al empresarial han marcado y marcan una época en la economía de Sant Hilari.

EL ORO NEGRO

En Sant Hilari, el oro negro no es el petróleo, sino la producción de madera de decoración que se hizo en el pueblo entre los años 1965 y 1990, aproximadamente. Se trataba de trabajar el aliso o el pino gallego con copiadoras, quemarlo, pulirlo, abrillantarlo y ponerlo a la venta, de ahí el nombre de oro negro. Fue algo espectacular desde el punto de vista económico y social, porque generó, con varias sociedades anónimas, un importante capital industrial que dio trabajo a mucha gente de campo y de otras regiones, como Andalucía. Para el pueblo fue como una revolución industrial, y la madera quemada se introdujo en el mercado a través de las ferias internacionales a las que asistían los industriales locales. Quizás los hermanos Brugarola fueron los primeros, pero los Ripoll y otros se subieron al carro de la nueva producción.

Básicamente, se producían objetos de decoración y mueble auxiliar, como mesas y sillas. Esta actividad industrial se terminó por la competencia de otros países y porque la demanda cambió.

Con relativamente poco tiempo se pasó de todo a casi nada. Hoy, casi no se hace nada de madera quemada. Las industrias tuvieron que hacer importantes reconversiones para adecuarse a las demandas de un mercado cada vez más dominado por las importaciones, contra quienes es complicado luchar.

LA ACTUALIDAD

Hoy la actividad artesanal continúa y la producción en el trabajo de la madera se centra en la fabricación de lámparas, de mueble complementario y en la decoración, y la talla. Sin embargo, se han abierto perspectivas en nuevos campos de actuación que suponen, incluso, la implicación de otros sectores productivos. El número de empresas dedicadas a la elaboración directa ha disminuido, pero el sector intenta recuperar el mercado a base de nuevas aportaciones que se orientan a artículos que tienen más demanda interior.

Hubo una necesaria reconversión del sector y en estos momentos se quiere abrir la puerta a un mañana que depende de la creatividad, el esfuerzo y el buen trabajo de los empresarios hilarienses y su gente. El futuro está por escribir y se quieren poner unos fundamentos centrados en las realidades actuales. Una vez más se cree que la unión de esfuerzos entre los implicados, la administración y la calidad de los productos han de relanzar un sector de la industria local que quiere volver a ser líder.