Antiguo Balneario de la Font Picant

El antiguo balneario de la Font Picant es un edificio situado a 4km del pueblo de Sant Hilari en dirección a Osor. Fue uno de los balnearios más famosos de España a comienzos del siglo XX, puesto que era reconocido por sus fuentes de aguas ineromedicinales. Con el tiempo se fue convirtiendo en el centro de veraneo del pueblo y, también, un lugar de encuentro de la burguesía catalana.

Para entender la relevancia de este lugar hay que entender la historia e importancia que tuvo el descubrimiento de las aguas mineromedicinales en Sant Hilari Sacalm, el cual marcó un antes y un después en el avance del pueblo.

Por esta razón podemos hablar de dos Sant Hilari: el pueblo rural perdido entre montañas donde la gente se dedicaba a cultivar sobre todo patatas o a relevantes oficios como el de roder o haciendo actividades forestales; y el destino turístico y de salud de la alta burguesía que venía a descansar y a hacer sus curas.

HISTORIA

El descubrimiento de las aguas de la Font Picant fue a finales del siglo xvi. Tal y como dice la historia, unos ganaderos de vacas y bueyes observaron como algunos de sus animales iban a menudo a beber a un riego de agua escondido entre la vegetación. Los ganaderos probaron el agua y vieron que tenía un gusto muy diferente al resto. Después de bebérsela, vieron que tenían que orinar más a menudo y que tenían más hambre. Aun así, lo que finalmente les hizo darse cuenta de que se trataba de una agua con propiedades especiales fue el caso de un buey que estaba enfermo, seguramente por el calor del verano, y tenía irritación a los riñones (orinaba sangre como popularmente se conoce). Observaron que cada día iba a beber agua de aquella fuente, junto con el resto de la manada, y que cada día tenía la orina más clara hasta que finalmente se curó y recuperó toda su agilidad. Esta propiedad peculiar se fue comentando en el pueblo, hasta que llegó a oídos del Dr. Gravalosa, el médico del pueblo. Él mismo probó el agua y comprobó que tenía grandes propiedades diuréticas. Empezó a recetarla a sus pacientes que tenían problemas de vejiga, cólicos nefríticos y de riñones, y observó que prácticamente todos se curaban.

A partir de ese momento, el doctor Gravalosa la dio a conocer y escribió la primera memoria de estas aguas en 1779. Allí se describen las propiedades que ayudan a curar cólicos nefríticos y riñones, y también se incluyen los primeros análisis realizados. Con los años empezó a venir gente de otros países y adoptó un lugar predominante dentro del mundo de las aguas terapéuticas de España.

Esta fama comportó un crecimiento socioeconómico en la población. A inicios del siglo XVIII, tanto la población como las casas de Sant Hilari se doblaron en cuanto a número. Aun así, el gran crecimiento económico y social fue a finales del siglo XIX y a principios del XX.

A principios del siglo XIX era mucha la gente que venía hasta Hostalric en tren y de allí hasta Arbúcies con transporte. Muchos se quedaban allí y se hacían bajar el agua de Sant Hilari, puesto que la comunicación era muy complicada. En 1877 se abrió la carretera primero con Vic y después con Arbúcies y, por tanto, la gente ya la utilizaba para llegar hasta Sant Hilari.

Durante el siglo XIX, entre 1.400 y 1.600 personas visitaban la Font Picant cada año. En aquellos años las fuentes estaban bastante descuidadas teniendo en cuenta la fama que tenían. En 1846, el gobernador de Girona, después de visitarlas, ordenó al Ayuntamiento reunirse con el propietario para arreglar la zona.

Son muchas las personas de renombre que visitaron o bebieron agua de la Font Picant; por ejemplo, el rey Fernando IV de Cataluña y VII de Castilla se la hacía enviar a Madrid por el mal de gota.

En más de una ocasión se tuvo que cerrar el balneario por conflictos armados, como la Guerra Civil.

Con los años se siguió analizando el agua y localizando nuevas fuentes con diferentes propiedades. En total se encontraron cinco fuentes, tres de las cuales fueron declaradas de utilidad pública en 1879:

– Font de Sant Josep o Font Picant: la más antigua y la que más propiedades medicinales tiene. Es muy rica en dióxido de carbono y carbonatos, es por eso por lo que es la más apropiada para toda clase de litiasis.

– Font de Santa Escolàstica: se descubrió en 1877 y es la más recomendable para curar gastralgias y enfermedades de estómago.

– Font de Santa Teresa: se descubrió en 1877 y es la más adecuada para curar las enfermedades de hígado y colelitiasis.

Más tarde se descubrieron dos más:

– Font de Santa Modesta: descubrimiento en 1878, muy rica en hierro y aplicable sobre todo en casos de clorosis y anemia.

– Font de Sant Joan: descubrimiento en 1880, agua de débil mineralización con hierro recomendada por casos de clorosis y anemia.

En 1880 se empezó a edificar un lugar para poder ofrecer comodidad a los visitantes, que se inauguró el 15 de junio de 1881. Constaba de una única planta donde se ofrecía estancia a muy pocos visitantes. Posteriormente, en 1894, el edificio tuvo electricidad y servicio telefónico y, en 1895, se añadieron cuatro plantas más en el edificio y se arreglaron los pasos del torrente de Mansolí. A finales del siglo XIX, el balneario ya era conocido a nivel nacional.

Durante el siglo XX fue el período en que mejor funcionó el Hotel Martín. Constaba de cuatro pisos con 250 habitaciones, un restaurante, un gran comedor, una capilla, una sala de fiestas, un billar, una galería, cocinas, lavabos…

Desgraciadamente, durante la Guerra Civil el balneario pasó a manos de la Generalitat y se usó como hospital militar, cosa que provocó muchos desperfectos. Durante la posguerra hubo una gran disminución de visitantes.

Finalmente, durante los años 1992 y 1993 se cedió a la Generalitat para usos de Bienestar Social. Se rehabilitaron muchos espacios, se restauraron muebles, cambiaron aposentos, adaptaron espacios, etc. Después de cinco años, la Generalitat dejó de utilizarlo.

Actualmente, la planta baja del hotel se usa para celebraciones de fiestas y caterings (la misma planta que correspondía a los comedores y las salas de estar) y, además, se puede visitar. También se pueden ver y probar tres de las cinco fuentes que había antiguamente.