Font del Ferro

En el paseo de la Font del Ferro puedes encontrar esta fuente característica por ser una agua con sabor ferruginoso. Antiguamente, sus propiedades medicinales servían a muchos de sus habitantes para sanar algunas enfermedades.

Los veraneantes acostumbraban a visitar el lugar, donde iban a pasear y a hablar. Después de la Font Picant, la Font Vella y la Font del Pic eran las que más éxito tenían.

Son varias las propiedades medicinales que se le atribuyen. Se comentaba que iba bien para la anemia o para combatir la conjuntivitis o las cataratas lavándose los ojos con la misma agua de la fuente (incluso se llegaron a crear unos vasos para bañar los ojos). También se les daba a los niños que no tenían hambre e incluso algunos vecinos regaban el huerto con esta agua porque decían que las verduras salían más ricas.

Actualmente, el conjunto queda hundido metro y medio respecto el nivel de la plaza y está protegido por una barandilla de hierro, acogido por un muro de piedra donde se ubica la fuente. Otro muro de obra arrebozado y rematado con baldosas enfrente y dos escaleras, una semicircular y otra recta, situadas a los lados cierran el espacio y nos permiten bajar hasta la fuente.

El frontal está hecho de sillares de piedra tallados de forma cuadrada e integrados en el muro, encabezado por un frontón con el nombre de la fuente grabado en relieve. Bajo el frontón hay otro letrero de hierro, con el nombre de la fuente. En la parte baja del frontal, el agua brota por un pico de acero inoxidable y cae en un charco rectangular empedrado que se encuentra por debajo del nivel del suelo.

Tal y como indica su nombre, el agua de esta fuente tiene propiedades ferruginosas y allí donde salpica lo deja todo teñido de un amarillo oxidado.