Iglesia
La iglesia, situada en el centro del pueblo, está dedicada a Sant Hilari de Poitiers, hijo de una familia aristócrata romana criado en el paganismo. El edificio está formado por una gran variedad de estilos, principalmente el románico y el gótico. Esta diversidad se debe a las continuas reformas y ampliaciones que se hicieron al largo de los siglos XII, XV, XVI, XIX y XX.
Sant Hilari de Poitiers era de origen francés. En el municipio había presencia y repoblación de los franceses, que vinieron con el ejército de Wifredo el Velloso y se ubicaron en el término del castillo de Solterra. Tenemos referencia de él en 919, pero sabemos poco de lo que debía de ser un templo prerrománico. Sí que es de nuevo consagrada una iglesia en 1199, de la que se conservan dos arquivoltas románicas, situadas a la izquierda de la actual entrada, junto al baptisterio. Parece que tenía una nave y tres ábsides con altares dedicados a San Hilario, Santa María y San Martín. Los terremotos de 1425 y 1427 la dañaron y en 1480 tuvo lugar una nueva consagración de una iglesia orientada de este a oeste, de vuelta gótica mutilada de crucero, con paredes de grande grosor y de media entrada, cerca de donde ahora está la capilla del Santísimo. Por fuera, por el lado de levante, hoy Carrer Rectoria, la rodeaba el cementerio.
A partir del siglo XVIII, vino mucha gente a tomar las aguas medicinales y aumentaron las necesidades y demandas. A inicios del siglo XIX, se hicieron obras importantes, derivadas de la falta de espacio y de la voluntad y necesidad de sacar el cementerio del centro del pueblo.
Sin embargo, no hubo nunca suficiente presupuesto para edificar el nuevo templo que se necesitaba y se fueron haciendo reformas. Se aprovechó la nave central y se añadieron capillas al lado que, unidas entre sí, conformaron la disposición actual, después de cambiar el sentido y alargar el edificio. En 1831 se hacen las primeras capillas laterales, dedicadas a la Virgen de los Dolores y San Isidro; en 1840, las de la Purísima, San Antonio y San José; y en 1856, la de la Virgen del Rosario.
Finalmente, quedaron trazadas las tres naves. Con el fin de unificar la construcción y dar cara y ojos a la iglesia, se trasladó el cementerio y se encargó un nuevo proyecto de continuación, ampliación y renovación de la iglesia parroquial al arquitecto Gauvan, pero por falta de recursos no se llevó a cabo y se siguieron las reformas sobre la marcha. En 1877 se desmontaron las bóvedas góticas para hacerlas nuevas; en 1878 se hizo la capilla del Santísimo; y en 1893, el actual tejado.
En la fachada vemos dos bases de torre-campanario, pero solo la de la derecha es un verdadero campanario, de planta cuadrada. En 1870 se terminó la parte inferior y la base, y en el año 1922 se remató; fue obra del arquitecto Josep Maria Pericas. En el interior de la estructura están las campanas y por fuera un reloj en la pared, bajo del que hay esculpida la fecha de 1870.
Esta dispersión en el tiempo provocó que el templo, en general, no tenga demasiada unidad arquitectónica y la situemos en el neoclasicismo.
En 1936, durante la Guerra Civil, se convirtió en mercado municipal y se deterioró mucho. La doble escalera de la plaza desapareció y parte del mármol se ubicó en la salida lateral del Carrer Rectoria. La escalera se volvió a hacer en el año 1941, pero con un material y una estructura bastante diferentes.
Hoy en día, el interior del edificio consta de tres naves: una central, más alta y ancha, y dos laterales. A la derecha tenemos las capillas dedicadas al Santo Cristo, al Sagrado Corazón, a San Isidro y a la Purísima. A la izquierda está el Baptisterio, con pinturas de E. Xandri, un altar a la Virgen del Sagrado Corazón y la Capilla del Santísimo, donde en 2002 se restauran las pinturas originales de Massagué, hechas después de la guerra, ya que las primitivas eran de Codina Langlín.
En la parte superior del altar mayor, antes ricamente ornamentado y pintado, e incluso abarrocado, ahora domina la sencillez. Existe la figura de San Hilario en el centro y las de San José y San Juan Bautista al lado. En la entrada se encuentra un sarcófago de Ramon de Gurb y Alamanda de Blanes, señores del término en el siglo XIV, con sus emblemas. También en la entrada se sitúa el arco de la antigua puerta románica de mediados de siglo XII, de la época de la grandiosa puerta de Ripoll. Entre los años 1992 y 1993 se hizo la fachada actual, con bonitos esgrafiados de E. Julià.
En 1999 se terminaron las obras de arreglo interior que la convirtieron en una iglesia práctica, clara y muy apta para las nuevas exigencias del culto. Encima de la puerta de entrada figura la inscripción DOMUS DEI ET PORTA COELI. También hay una ventana a modo de gran tímpano abierto, protegida con una reja trabajada de hierro forjado. Un frontón corona la parte central de la fachada, rematado por una cruz de piedra de Girona (1920), del arquitecto Jeroni Martorell.