Jaumet del flabiol

Jaumet del Flabiol (flautín) nació en el 1871 en Sant Hilari. De pequeña estatura, cara arrugada, pantalones de pana y alpargatas, se le conocía por su flautín; y es que Jaumet era mudo, pero este instrumento hablaba por él. Se convirtió en el primer comerciante de agua de la Font Vella repartiéndola a los veraneantes del pueblo con su carro lleno de cántaros.

Era la persona favorita de los veraneantes que venían a tomar las aguas en Sant Hilari y ganaba su jornal con las propinas que le daban por el agua. De él se han hecho postales, poemas, figuras e incluso un dulce autóctono del municipio lleva el nombre de este personaje tan emblemático: Jaumet.

HISTORIA

Nació el 4 de marzo de 1871 y no tenía el don de hablar. Se dice que perdió la voz debido al gran susto que le provocó un incendio en la casa donde vivía de pequeño. Aún así, se hacía entender de mil maneras diferentes y tenía un oído muy fino. También se comenta que tenía un “oído espiritual” muy desarrollado porque rápidamente sabía qué personas le querían bien o mal.

Se dedicaba a transportar y repartir cántaros de agua de la Font Vella. Los repartía con un carro hecho expresamente que le regalaron los veraneantes, a quienes repartía el agua por encargo. Cada día guardaba las monedas según su valor en calcetines de distintos colores. En un inicio, solo se lo veía en verano, ya que era cuando había los veraneantes. Sin embargo, un año se quedó a pasar el verano en Sant Hilari y ya no volvió a marcharse nunca más.

Era una persona recordada sobre todo por su expresiva simpatía, que captaba el afecto de todo el mundo, y tenía una sonrisa que aún recuerdan todos. Era un buen hombre, trabajador, ahorrador y avispado, con una apariencia sencilla y humilde. Nunca nadie permitió que nadie le hiciera daño, ya fuera verbal o físicamente.

Además, al no tener el don de la palabra, se comunicaba principalmente con un flautín. Siempre tocaba la misma melodía de trece notas, que todo el mundo se sabía de memoria. Fue un personaje muy querido por todo el pueblo, tanto por los pequeños como por los mayores, que se acercaban para disfrutar de su sonrisa infantil y su mímica encantadora. Con la mímica también representaba a distintos personajes como la señorita, la niñera o el distraído. En las despedidas de los veraneantes, fingía que lloraba y sacaba un pañuelo para secarse las lágrimas ficticias.

Era un hombre sabio debido a las experiencias vividas. Vivía contento y feliz, y no envidiaba nada ni a nadie.

Físicamente, era de baja estatura y siempre llevaba barretina (gorro típico catalán). Debido a esto, la primera impresión era la de un niño. Él mismo respondía que tenía un año entre risas cuando le preguntaban su edad.

Finalmente, murió el año 1955 con 83 años, una edad muy avanzada teniendo en cuenta la época y sus condiciones físicas. Destaca su entierro por ser el más multitudinario de Sant Hilari. También se publicó la noticia de su muerte en la prensa nacional como, por ejemplo, en La Vanguardia.

Aún hoy, en el pueblo se conserva la estima y el amor por este personaje y tiene un homenaje la Escultura d’en Jaumet, de tamaño real, que se localiza en el Carrer Vic, una de las calles por donde pasaba repartiendo agua.

Hay muchos autores que hablan de Jaumet. Para más información sobre los textos literarios donde se le cita, puedes consultar el siguiente enlace: Ruta Literària.