Josep Ximeno Planas
Josep Ximeno Planas (1865-1926), periodista y autor teatral, fundó publicaciones dedicadas a la cultura catalana y el turismo en Sant Hilari Sacalm. En Sant Hilari, abrió una tienda de recuerdos y editó postales. Defendió el nacionalismo catalán a través de sus publicaciones.
Josep Ximeno Planas (Barcelona, 1865 – Sant Hilari Sacalm, 1926) fue un periodista y autor teatral barcelonès, fundador del semanario Lo Teatro Regional, una publicación fundada el 1892 que reseñaba todo el movimiento teatral en Cataluña. El 25 de julio de 1897 marchó de Barcelona desterrado después de ser condenado por injurias, ignorando que no volvería nunca más, y que se establecería no en Sant Celoni, como tenía pensado en un primer momento, sino en Sant Hilari Sacalm.
En Sant Hilari, fue el fundador y director de L’Estiuada, un semanario publicado en el pueblo dedicado a los veraneantes –y de carácter nacionalista– con 82 números imprimidos durante los veranos de entre el 1908 y el 1914.
También era el propietario de una tienda de recuerdos, juguetes y postales, bautizada con el nombre de La Modernista, pero también conocida como Can Ximeno. Josep Ximeno también editaba fotografías de Sant Hilari y de los alrededores para hacer postales, un mercado muy rentable atendida la numerosa y adinerada colonia veraniega y gracias a las cuales podemos saber cómo era el pueblo de aquel tiempo. El mercado hilariense se lo repartía con más editores de postales locales, hecho que ejemplifica la importancia económica del veraneo.
El año 1922 fundó otro semanario literario y veraniego: Lliroia. Usa por título un localismo, el nombre hilariense de la flor de la retama. Un nombre que también empleó Verdaguer y con qué Busquets i Punset había titulado su primer libro. La revista aparecerá solo dos veranos.
Ximeno utilizó la revista para hacer una campaña, a través de suscripción popular, para acabar el campanario, que se inauguró el agosto de 1922, con una gran celebración.
Entre los que colaboraban en la revista, encontramos Josep Asmarats, un comediógrafo barcelonés prolífico que el 1916 había publicado un Aplec de cançons catalanes de Sant Hilari, en que cambiaba las letras de canciones populares y las adaptaba al ambiente de Sant Hilari, con cariz satírico bonhomioso.
En 1919 escribe y publica Auca de un forastero en Sant Hilari, uno de los textos premiados en los Juegos Florales Humorísticos que se convocaron en Sant Hilari aquel año.
Muere el 1926 en Sant Hilari, con el aprecio de todo el pueblo, que le dedicaría una de las calles más importantes de la villa, en agradecimiento a su generosa tarea cívica y cultural.
EL DESTIERRO
Josep Ximeno Planas fue a vivir a Sant Hilari Sacalm porque en 1897 fue desterrado de Barcelona, por injurias, después de haber acusado un autor teatral de plagio, a pesar de tener razón.
El 24 de julio del 1897, el semanario Lo Teatre Regional, publicación fundada el 1892 que reseñaba todo el movimiento teatral a Cataluña (según Els singulars anecdòtics, de Plàcid Vidal), anunciaba a portada un “¡Adeu siau!!!” de su fundador y redactor, Josep Ximeno Planas. El texto era corto: “Als meus amichs, als meus companys en lletras, al publich en general, à tots quants han vingut interessantse per la sort meva y dels meus, al allunyarme de Barcelona pera lo compliment de la sentencia imposada, permeteume esplahi lo meu cor, enviant-vos desde aqueixes planas lo testimoni del meu etern agrahiment. Bons amichs, bons companys, à reveure”. Todos los lectores, todos los barceloneses, conocían el caso ya que los diarios y las revistas habían informado con generosidad.
El crítico había sido condenado a vivir desterrado a más de 25 kilómetros de Barcelona, durante tres años, seis meses y veintiún días y, como que no tenía dinero para pagar la multa de 250 pesetas, sumada al coste del juicio, tendría que añadir un día más de exilio por cada cinco pesetas que quedara a deber después de ser subastados sus muebles. Las previsiones apuntaban que todo ello la cosa se iría a los cinco años. La revista anunciaba que el día siguiente, domingo, día 25, subiría al tren de las 4.08 de la tarde, en dirección a Girona, a la estación de Francia, para empezar a cumplir la sentencia, y que la población escogida para domiciliarse sería Sant Celoni, a 51 kilómetros de Barcelona. Mucha gente quería despedirse y había que saber la hora precisa. También decía que una comisión de escritores lo acompañaría en el viaje hasta Sant Celoni y que antes de subir al tren se le ofrecería un banquete de homenaje. Entonces ignoraba que no volvería nunca más a Barcelona, y que se establecería no en Sant Celoni sino en Sant Hilari Sacalm.
LA SURIPANTA
Todo empezó en las páginas de Lo Teatro Regional, a raíz de un estreno teatral, la de la obra La Suripanta, del prolífico Anton Ferrer i Codina (Barcelona, 1837-1905), representada en el Teatro Romea el 12 de marzo de 1895. Pocas semanas después del estreno, Ximeno Planas hablaba de las sospechas de plagio que surgieron en la sala de descanso del teatro, el día del estreno, y, además, del rumor que el autor había declarado, ante algunas personas que lo comentaban, que daría 5.000 pesetas a quienes le demostrara que la obra era un plagio. En la revista del 23 de marzo, Ximeno Planas declaraba que aceptaba la oferta, a través de un texto que ocupaba toda una página.
Pero como que no obtuvo respuesta, al número siguiente, del 30 de marzo, hacía una “Pública declaración” en la cual afirmaba que La Suripanta “deu sa originalitat à la producció francesa ‘Les Vacances du Mariage’, comedia-vaudeville, original dels senyors Albin Valabrègue y Maurice Hennequin, estrenada à París lo 12 de febrer de 1887, en lo teatro Menus-Plaisirs”. Y a continuación reportaba los numerosos “puntos de contacto”, referentes al argumento, a los detalles de la trama y al diálogo. Además, daba otro dato, la versión italiana de la obra francesa, Il maritto in campagna, fue representada en el teatro Eldorado de Barcelona el 15 de septiembre de 1892, es decir, tres años antes del estreno de La Suripanta. La revista mostró su satisfacción por el descubrimiento al número siguiente, con esta declaración: “Lo triomf més gran que podíam esperar, ha coronat nostre trevall referent al descubriment del célebre furt literari teatral, clarament demostrat en lo número anterior. Las causas justas y honradas, sempre han trovat ressó en lo cor dels nobles fills d’aquesta terra”. los nobles hijos de esta tierra”. Para reforzarla, recogían, de forma muy destacada, un artículo dedicado a la Criminalidad del plagio, firmado por Josep Aladern, pseudónimo de Cosme Vidal y Rosich, narrador, periodista y publicista. Aladern comentaba que “Aquí’s plagia y ‘s viu del plagi, y les casas editorials, los periódichs, y sobretot los teatres, portan una vida vergonyosa sots lo pés d’aqueixa càfila de vividors de la inteligència”.
En el número correspondiente al 27 de abril, Ximeno Planas publicó un largo artículo titulado Nuestra campaña en que se desahogaba contra Ferrer i Codina, con la seguridad que le daba el descubrimiento del incuestionable plagio, pero también replicaba la prensa que había apoyado al autor. El redactor escribió el artículo irritado por los ataques anónimos que recibía desde la revista La Aureneta, donde colaboraba Ferrer i Codina. El escritor de Sant Hilari Sacalm Anton Busquets i Punset, que colaboraba al Aureneta, dimitió por solidaridad con Josep Ximeno y en desacuerdo con la campaña de la revista. Además, el propietario y redactor de la revista La Tomasa, Ramon Estany, despachó Ferrer i Codina, que era el director, porque quería publicar notas anónimas contra Ximeno. En el mismo artículo también escribía, a modo de ejemplo, que un día a Ferrer i Codina le podrían decir: “Ep mestre, del nostre públich no se’n burla ningú… Ja hi ets de més, no és just que ’l jornaler pagui tas usurpacions ab los diners que ha guanyat legalment ab la suor del seu front.”
DENUNCIADO POR INJURIAS
El artículo fue considerado injurioso y calumnioso por Ferrer i Codina, y decidió llevarlo a los tribunales. Esto no desanimó a Ximeno Planas, que se dedicó a descubrir y denunciar más plagios en la obra del denunciante. Pero el juez admitió la querella y el 5 de noviembre del año 1896, tuvo lugar en la sala segunda, sección criminal, de la Audiencia de Barcelona, el juicio oral contra Ximeno Planas instado por Ferrer i Codina. Muchos diarios cubrieron la sesión y Lo Teatro Regional reprodujo las intervenciones enteras: seis páginas de la revista, con la portada incluida. El famoso escritor y abogado Conrad Roure defendía a Ximeno Planas y el abogado Emili Daura ejercía la acusación. Cómo diría La Vanguardia, entre los testigos había “conocidos literaros catalanistas”.
El presidente del tribunal, César Hermosa, preguntó a Ximeno si era autor de las frases y palabras despectivas que el denunciante consideraba injuriosas, como por ejemplo “plagiari” o decirle que “ab això de tenir vergonya se n’ha de venir de mena”, a la cual cosa respondió afirmativamente. Pero no lo hizo a la pregunta: “Se declara autor del delicte d’injúries?”. La confesión más interesante la aportó el denunciante. Dijo que había comprado los derechos de traducción de Les Vacances du Mariage y entonces Conrad Roure le preguntó cómo es que no lo había dicho antes. La respuesta provocó rumor y risas entre el público. “Perquè crec que el meu arreglo és millor”. La acusación, inteligentemente, dejó de banda la cuestión del plagio, y se centró en las expresiones recogidas en el artículo, por las cuales solicitaba seis años de destierro para Ximeno Planas. Conrad Roure habló del caso en conjunto y dijo que Ferrer i Codina no se podía considerar injuriado por haber sido denominado plagiario.
La sentencia, que solo tuvo en cuenta el contenido del artículo, sin pronunciarse sobre la originalidad de la obra, fue favorable a Ferrer i Codina, y Ximeno Planas fue condenado en mitad del destierro pedido por la acusación. El acusado recorrió en contra al Tribunal Supremo. La vista se celebró a Madrid el 13 de abril de 1897. García Prieto, abogado defensor de Ferrer i Codina, dijo que era un hombre ya de edad avanzada, que había escrito más de cuarenta obras para el teatro catalán, y que lucía en el pecho una condecoración de Carlos III. Sobre La Suripanta dijo que no era un plagio, sino una obra “tomada del francés”. El mes de mayo, el Supremo ratificó la sentencia de la Audiencia de Barcelona. A continuación, una larga lista de prestigiosos autores teatrales promovió una campaña en favor del condenado, al mismo tiempo que se abría una suscripción popular para afrontar la ruina en que quedaba su familia.
HOMENAJES
El 22 de mayo de 1897 se celebró en el teatro Principal una sesión benéfica en homenaje al crítico condenado, con representaciones de obras de Vidal y Valenciano y Pitarra y un concierto de la Banda de la Casa de Caridad. Ximeno fue obligado a salir al escenario repetidas veces, en medio del aplauso enardecido del público. En la crónica anónima publicada por La Vanguardia, se podía leer que a las manifestaciones de simpatía que había recibido Ximeno “unimos ahora la nuestra”. Por su parte, Lo Teatro Regional publicaba el 22 de mayo un número extraordinario en honor de Ximeno, donde encontramos muchas de las firmas más granates de la época, como por ejemplo Eduard Vidal y Valenciano, Josep Roca i Roca, Joan Maragall, Emili Guanyabens, Ignasi Iglésias, Massó Torrents, Conrad Roure, Josep Feliu i Codina, Joan Pérez Jorba, Emili Vilanova, Valeri Serra Boldú i Busquets i Punset, entre otros muchos. Algunos de los textos tienen forma de poema. La comisión organizadora de los actos de homenaje dijo que no ha sido posible publicar todos los originales recibidos, algunos de los cuales aparecerán en números posteriores. La denuncia de más plagios continuó en la revista, en ausencia de Ximeno.
Ferrer i Codina a menudo firmó como obras propias adaptaciones de obras francesas y castellanas, hasta que el descubrimiento de este fraude promovió un considerable escándalo en el mundo teatral del momento y un debate sobre la incorporación de obras foráneas.
La Bugadera, revista manuscrita satírica de periodicidad irregular, dirigida por Salvador Bonavia y aparecida entre el 1897 y el 1901, homenajeó el desterrado Ximeno Planas, con un dibujo y un poema, al número del 23 de mayo del 1897.
L’ESTIUADA
En la editorial del primer número, datado el 26 de junio del 1908 y titulado «Credo patritich», se deja clara la posición nacionalista plenamente empapada del espíritu de la Renaixença, tanto la cultural como la política. “En bona hora Catalunya ha obert de bat a bat les seves portes als aires renovadors, a les belles activitats humanes, pro te per ideal, primordial, mes noble, la seva redempció total, el conqueriment del seu dret com a entitat viva y natural. Perquè sols amb una existencia autònoma, podrà enfortir la seva vida a plena llum mondial, figurant en el concert armonich de la civilitsació verdadera.”
El catalanismo y la berrea d’aprofitar l’estiueig per difondre arreu la llavor salvadora” encontró en L’Estiuada una magnífica cristalización, que se hace patente desde el primer número y se mantiene, intensificada a partir del 1909, hasta el último. El 1909, el semanario, que se había presentado como “periodich de informacio comarcal”, pasa a denominarse “periodich nacionalista”, y en el ninguno de unos cuántos años se adhiere a la Unión Catalanista. La Renaixença.
La revista tenía una sección de «Nuevas», muchas de las cuales hacían referencia a las actividades relacionadas con la colonia veraniega, que a menudo celebraba fiestas, bailes y conciertos, por la mañana y de anochecer, a cafés y terrazas. Incluso publicaban largas listas de los veraneantes que llegaban. A veces recogían alguna queja, como el hecho que el equipaje llegaba el día siguiente, en transporte a banda. L’Estiuada también consideraba interesante publicar la cantidad de corderos sacrificados al matadero, muy superior a la de novillos y bueyes. Si había noticias referidas al movimiento catalanista nacional, provenientes de Barcelona, también las divulgaban.
La publicidad era básicamente de hoteles: Martin, España (donde se hospedó padre Verdaguer), Suizo, Oriental. También hay la de los establecimientos comerciales, desde zapaterías a confiterías, y siempre con el anuncio de can Ximeno. También los horarios y precios del servicio de autobuses de la Hispano-Hilariense, empresa local nacida gracias al impacto turístico, que primero hacía el servicio hasta Arbúcies y Hostalric, donde se podía enlazar con el tren, hacia Barcelona, o hacia Girona; y después llegó hasta Barcelona.
A L’Estiuada colaboraron políticos destacados, veraneantes de Sant Hilari, como por ejemplo Domènec Martí i Julià (Barcelona, 1861-1917) nacionalista radical y presidente de la Unión Catalanista o Joan Garriga i Massó (Barcelona, 1871-1956), que entonces era diputado por la Seu d’Urgell por Solidaridad Catalana.
De Sant Hilari encontramos un joven Frederic Culí Verdaguer (Sant Hilari Sacalm, 1890 – Barcelona, 1960), especialista en derecho municipal; y el escritor Anton Busquets i Punset (Sant Hilari Sacalm, 1876 – Calders, 1934).
También Eduard Girbal Jaume (autor de La tragedia de cal Pere Llarg y gran amigo de Busquets i Punset) o el abogado, historiador y político Francesc Carreras i Candi (Barcelona, 1862-1937), otro veraneante ilustre que publicó algunos de los capítulos inéditos del libro Notes històriques de Sant Hilari Sacalm, que l’Estiuada le editó bajo su sello en Barcelona, el 1911.
Josep Ximeno también consiguió que varias personalidades colaboraran en la publicación, como padre Antoni M. Alcover, Ivan l’Escop, el meteorólogo Eduard Fontserè, Joaquim Folch i Torres, Antoni Rovira i Virgili i Anton Griera. El periodista Pelegrí Llangort (Barcelona, 1875-1956), miembro de la Unión Catalanista, exiliado unos cuántos años en Francia, envió un artículo desde la otra banda de la frontera. De Girona, encontramos Joaquim Pla i Cargol (Girona, 1882-1978), autor de libros de texto. También colabora Eduard Escalante (València, 1854-1921), que veranea una vez a Sant Hilari: “Se troba estiuejant a l’Hotel Martin, en companyia de les seves distingides filles, el notable escriptor valencià Don Eduard Escalante” (L’Estiuada del 16 de julio del 1909). No podían faltar curas, como por ejemplo Ramon Corbella i Llobet (Vallfogona de Riucorb 1850 – Vic, 1924), formado al seminario de Vic. O bien Ignasi Rovira i Coll, de Sant Hilari, el seminarista que recibió padre Verdaguer el verano en 1899, cuando visitó el obispo Morgades a Sant Hilari para reconciliarse.